Con una extensión de aproximadamente 800 metros cuadrados de construcción, esta residencia es una edificación implementada por el despacho contemporáneo y propositivo Weber Arquitectos; una firma de arquitectura mexicana que resuelve problemas específicos con una peculiaridad marcada, y con apego a las necesidades y deseos de sus clientes.
La integración a la naturaleza y el sentimiento de privacidad se encuentran en cada uno de sus proyectos, mientras aceptan desafios y ofrecen respuestas en las que los protagonistas son las personas y se generan atmósferas extraordinarias.
En este aspecto, esta casa se encuentra distribuida en cuatro volúmenes diferentes, con la intensión de enfocar y estabilizar el uso de materiales orgánicos mientras se acentúan las composiciones simples y estructuras lineales correctamente ejecutadas.
Cada volumen responde a un programa distinto, ligado por diversas azoteas y recorridos que componen el plan que propuso el despacho arquitectónico. El volumen cuadrangular se quebranta con rendijas que se repiten rítmicamente, continuando con una afinación rigurosa y precisa, formando vistas hacia todos los espacios de la propiedad.
La característica esencial de este hogar de descanso es el manejo de la piedra para mezclar las variadas proporciones instaladas en el pavimento. Cada bloque es seleccionado y transformado con la intención de crear un equilibrio con el entorno natural y que juntos formen una conexión armónica y no pretenciosa con el ambiente que rodea la casa.
En el interior del dominio, la piedra toma un importante protagonismo, mezclándose con una estructura de suelos cálidos hechos de madera, evocando un contraste y equilibro perfecto.
El diseño interno de esta casa permite definir fácilmente las diversas zonas del proyecto, ofreciendo una cordialidad visual al conjunto. En el proyecto las ventanas desempeñan un papel fundamental desde el punto de vista funcional como estético, ya que aportan luz y paisaje a la propiedad.
Esto crea una percepción de apertura y conexión con el exterior mientras mantiene una sensación de privacidad y seguridad.
El conjunto consta de una cabaña-estudio, dos cabañas, además de terrazas colocadas en diferentes puntos del terreno, existe un lago formado por agua de lluvia que recoge la casa y el terreno.
Las laderas se aprovechan completamente como almacenes para riego, fomentando una relación armoniosa, casi simbiótica, entre el interior y el exterior, que es el objetivo subyacente de todo el dominio.
Esta casa sintetiza tres premisas básicas de diseño: eficiencia constructiva, eficiencia espacial y capacidad de síntesis.
Arquitectura de Fernando Weber y Anina Schulte-Trux, de Weber Arquitectos
Por Fernanda Gordillo
Fotos de Sergio López