Raúl nos visitó en Casa Design Hunter y tuvimos la oportunidad de conocer más sobre el, su trabajo, su pasión y lo que desea seguir construyendo.
¿Cómo descubriste tu pasión por la arquitectura?
La semilla de una idea de amor, a su tiempo y escala, de alguna manera u otra, da vida. Mi mamá y yo de pequeño jugando a hacer maquetas de papel. Versiones a escala de la misma casa que ella y mi papá diseñaron y que nos contenía en ese momento. (Casa inspirada en la casa que dibuja casi cualquier niño, techo dos aguas, hecha de ladrillos, con dos ojos y una boca). Es verdad que dicen que la memoria es más poeta que historiador, pero me gusta pensar que este día aprendí que divertirme creando, disfrutar el proceso elimina el error como posible desenlace. Como mínimo te divertiste, como máximo mejoras al entorno.
¿Cómo ha evolucionado tu estilo arquitectónico a lo largo de los años?
Noto que cuando estaba empezando me apoyaba mucho en el minimalismo, creo que era una forma de depurar todo que no es “necesario” para aprender gradualmente controlando la esencia del espacio. Eventualmente noté que eso me estaba provocando el minimalismo como eje de diseño, ansiedad. La perfección que pretende el control es frágil como un muro blanco expuesto a lo que la lluvia salpica de la cintura para abajo.
¿De qué proyecto estás más orgulloso?
Amo la serie de Casas Fantásticas que hice durante pandemia. Me enseñaron que en tiempos locos, soluciones descabelladas pueden sonar razonables.
Estas casas nacen corriendo en el desierto de San José del Pacífico por la mañana, mientras vivía con un gran amigo, proporcional músico y galerista Luciano Ginoccio. Estas estructuras hechas por el humano y situadas en medio de la naturaleza. Me llenaron de anhelo para proyectar casas fantásticas.
¿Qué te inspiró para convertirte en diseñador?
Mi primer acercamiento al diseño gráfico fue mi padre. Siempre me dejó usar sus computadoras. Estas primeras computadoras Macintosh casi no tenían juegos entonces me enseñó a usar Freehand, la competencia de Adobe de ese entonces. Desde ahí encontré placer en diseñar todo lo posible, empezando por la tarea.
¿Cómo has desarrollado tu estilo de diseño a lo largo de tu carrera?
Etapa 1 Copiar, modificar, traer a la existencia. Al principio mi papel era cumplir expectativas, auto impuestas y de terceros. Mi estilo era tangente a lo que sea que me pedía el cliente.
Lo que más rescato de esa etapa es que fue. Práctica, práctica, práctica.
Etapa 2 Ahora amo que lo que se espera de mi es lo semi-desconocido. Alguien puede saber que quiere un tatuaje, un cuadro, arquitectura, pero fuera de ahí lo emocionante es el descubrimiento gradual.FOTO 8
¿Cómo empezaste en el mundo del tatuaje y qué te motivó a hacerlo profesionalmente?
Una tarde de septiembre busqué a mi amigo, el arquitecto Daniel Castillo, espíritu creador, me invitó a acompañarlo a clases de tatuaje. Me gustaban los tatuajes desde el primero que me hice a los 15 años en una sesión que tenían programada mi mamá y papá. Me dejaron formar parte después de platicarles mi idea. Un cliché con un giro. Me hice un infinito representado por un círculo en las costillas. Después de dos o tres clases compré mi primera máquina y no solté la disciplina.
¿Cómo describirías tu estilo particular en el tatuaje y cómo ha evolucionado con el tiempo?
Yo lo describiría como poemas gráficos esenciales de descubrimiento gradual, homenajes de vida.
¿De dónde obtienes tu inspiración para los diseños y cómo te mantienes actualizado en un campo tan dinámico?
Vivo el diseño como lenguaje. Un lenguaje que toma ideas y las trae a la existencia. La esencia de las ideas y la esencia de la naturaleza (del cuerpo en el caso del tatuaje) son todo lo que necesito para renovar mi inspiración.
Amo que la disciplina del tatuaje se mantiene actualizada por naturaleza. En constante cambio por que llama hogar al universo de cada persona. Por otro lado está mi sensei del tatuaje, Rodrigo Salcedo. Desde que lo conocí a través de la producción de arte y posteriormente cuando me invitó a formar parte de ITO Studio, Rodrigo ha sido absolutamente generoso en compartirme conocimiento, perspectiva espiritual y sobre todo, una apreciación por el sueño que es poder compartir esta disciplina./
Por redacción Design Hunter
Fotos cortesía Raúl Arriola Aguilera