Este apartamento es un oasis de paz en medio de una zona urbana de la Ciudad de México cuyo sello distintivo es el manejo de los textiles como piezas artísticas en muros, pisos, muebles, acabados y remates visuales.
La riqueza de los textiles envuelve y acompaña con calidez y armonía a quienes habitan este espacio diseñado con el corazón. Creado por una experta cuyos conocimientos de la estética y la tecnología de los textiles es tan grande y tan variada que incluso apela a la psicología del diseño para generar espacios cálidos y acogedores que llegan hasta los sentidos de sus clientes. Para Nyra Troyce las telas y tejidos son un acompañamiento en el hogar y un rubro que cada día toma más fuerza en el diseño de interiores pues son piezas muy sutiles que no se ven en primera instancia pero que contribuyen a formar espacios únicos, térmicos, insonoros y abrazadores.
“El hilo conductor de este apartamento son los textiles de alta tecnología, las texturas y lo que provocan en quien las toca. Al final es mi sello como diseñadora textil en los acabados, muros, los tapices, los pisos y las divisiones que fui creando al eliminar materiales duros por telas que le dan al espacio una suavidad, movimiento y una doble profundidad que no se logra con una pared o una celosía. Incluso se transformaron muros con tapices acústicos tejidos a mano como en la recámara principal en donde gracias a una lana con bordados se logró bajar hasta siete decibeles del ruido que entra de la calle”.
“Hay una buena mezcla de piezas de marcas internacionales con diseños míos e incluso pinté un cuadro para un rincón que me parecía encantador. La sala y la cama de la recámara principal son de Roche Bobis pues me enamoré de ellos desde que los vi en el showroom de la Casa Design Hunter; los tomé tal cual y el resto del mobiliario lo quise diseñar yo para que no quedara ningún cabo suelto”.
Y fue por ese excesivo cuidado en los detalles que todo encaja a la perfección, empezando por el mueble de madera en la sala que funge como bar y salón de televisión al abrir sus puertas, y como pieza decorativa que también sirve para separar al comedor. O por las piezas rescatadas como la cabecera de una de las recámaras que se hizo con una puerta recuperada que la diseñadora encontró en el mercado de La Lagunilla, la cual descansa sobre un tapiz vinílico lleno de color que le da muchísima vida al espacio.
“En este proyecto tuve la oportunidad de hacer lo que más me gusta y cubrir ciertos aspectos como la acústica y los efectos térmicos pues al darle un tratamiento a las ventanas y a los muros por medio de textiles con cualidades que aminoran la entrada de ruido y generan calor o frescura, creas ambientes acogedores”.
Por Norma Rodríguez.
Diseño de interiores: Nyra Troyce.
Fotos: Aldo Gracia.