EN PALABRAS DE ANDRÉS MIER Y TERÁN, Bomboti surgió como un espacio que les permitiera “hacer colaboraciones con personas que admiramos y con las que hemos trabajado. Queríamos generar un sitio que permitiera crear obra nueva y poder presentar esas colecciones al público en general”.
Este espacio es un diálogo a través del cual se estimula el intercambio entre el arte, el diseño, la artesanía y la arquitectura, un verdadero laboratorio creativo que constituye una plataforma que proyecta la vasta exploración realizada por Andrés Mier y Terán y Regina Galvanduque en torno a los oficios tradicionales y los talleres contemporáneos en distintas latitudes.
En este proyecto, MYT+GLVDK reflexiona sobre los procesos que han realizado a lo largo de los años en sus trabajos de diseño y arquitectura integral, durante los cuales han incorporado un repertorio de piezas que representan la inventiva de la humanidad para transformar los materiales.
Estos descubrimientos han sido posibles gracias a profundas investigaciones de campo, que los han llevado a encontrarse con alfareros, canteros, ebanistas, forjadores, ceramistas, orfebres, tejedores y otros artífices, guardianes de saberes transmitidos por generaciones en diversas comunidades, tanto de México como de otros países.
En su nombre —proveniente del vocablo otomí b’o, mb’ot’i, mbo’i, empleado para designar el color negro— se evoca un simbolismo ligado al misterio, la dicotomía entre la luz y la sombra y la elegancia; una disertación centrada en lo esencial de la técnica y los materiales con un código estético contundente, con el negro como el lienzo para apreciar la belleza de lo hecho a mano.
Ubicado en pleno Polanco, Bomboti refleja —en tres áreas— esta fusión en torno a la devoción por la belleza y la experimentación en objetos excepcionales. Es una verdadera travesía que invita a la exploración de las infinitas posibilidades que produce la dupla de la artesanía y los elementos naturales. En la planta baja, un librero de doble altura recibe al visitante con una selección de libros, productos gourmet, accesorios y papelería.
La galería de la planta alta es habitada por una curaduría para un estilo de vida calmo y ecléctico, expresado a través de mobiliario, luminarias y creaciones emblemáticas del portafolio de MYT+GLVDK. A ello se suman textiles, vajillas, esculturas, alfarería, ediciones limitadas y colaboraciones especiales con artesanos, diseña- dores y colectivos, fruto de los hallazgos realizados por el equipo del estudio en sus distintos recorridos por México y otros destinos, además de la cuidada selección de Pablo Cobo, curador de arte de Bomboti. “La intención es que no sea un espacio estéril y que te ayude a entender cómo se relaciona el diseño con el arte y la artesanía”, explica.
En la azotea, en donde se halla un invernadero de estilo nórdico con paneles solares, se encuentra el estudio, el cual está dedicado a los ensayos de experimentación, que buscan la aplicación inédita, sorpresiva y hasta disruptiva de los métodos y especialidades de los talentos invitados a su pro- grama de comisiones artísticas. De esa manera, en un futuro cercano el tercer piso exhibirá retrospectivas de los creado- res que vayan invitando, pero sobre todo será el preámbulo para presentar cada nueva colección.
En Bomboti se ha concebido una experiencia que abre la puerta a una dimensión donde se celebra el poder transformador que surge cuando se estimula la creatividad y se difuminan las líneas que, hasta ahora, separaban el arte, el diseño, la artesanía y la arquitectura. /
Por Alfredo Marchant.
Fotos Diego Padilla