EN EDICIONES ANTERIORES HEMOS HABLADO acerca del trabajo de Karim Nader, arquitecto libanés comprometido con la preservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Beirut, y al mismo tiempo con la revitalización de los sitios marcados por la destrucción.
Como parte de su compromiso con la recuperación de la capital libanesa, y además de sus proyectos para restaurar edificios icónicos de la era modernista, Karim Nader también ha trabajado en varios programas residenciales. Una de sus obras más recientes, situada cerca del puerto de Beirut (Sursock 14ème), ejemplifica esta dedicación.
En enero de 2022, en el piso 14 de la torre “Domes de Sur- sock”, un departamento amplio y bien iluminado mira vívidamente hacia el puerto de Beirut por segunda vez. Entrando con un gran conjunto de obras de arte y artefactos de cierta antigüedad, valor emocional y complejidad narrativa, una familia de Beirut ha deseado explorar el contraste entre la colección de arte tradicional y un sentido decisivo de minimalismo contemporáneo. Sin embargo, esta también era una oportunidad para reflexionar sobre el hecho de “mirar hacia atrás” al puerto —que sigue siendo la vista principal del departamento—, a pesar de su notable estado de ruina.
La colección de arte y de objetos decorativos es amplia, y fue necesaria una minuciosa curaduría para apreciar adecuadamente cada artículo seleccionado, pero sobre todo, y en consonancia con el deseo del cliente, respirar a través de cierto vacío blanco en cada rincón.
Dentro de los objetos seleccionados destacan seis impresiones de Utamaru; nueve pinturas de maestros libaneses del siglo XX; un bufé chino; la obra maestra Tres mujeres mirando, de Jean Jansem; dos tapices de Aubusson antiguos a gran escala en buen estado; dos biombos chinos de seis paneles cada uno con motivos florales en el frente y escenas cotidianas en el reverso; cuatro serigrafías de Salvador Dalí de las cuatro estaciones; tres mesas nido doradas de principios del siglo XX; una pequeña mesa de centro china circular con incrustaciones de nácar; dos alfombras chinas pequeñas de color azul y blanco; un jarrón Lalique con bacantes danzantes en color ámbar; una escultura de mármol blanco de un grupo de ángeles danzantes, de tamaño mediano, y una escultura en metal de don Quijote con su lanza, tamaño mediano.
El ejercicio ha sido generar un juego de composición y equilibrio en torno a tres polos: artículos de diseño libanés, muebles minimalistas europeos contemporáneos y un objeto o dos de la colección. Todas estas piezas de carácter histórico y tradicional han sido complementadas con colores neutros, atmósferas despejadas, y selectas piezas de mobiliario de Cassina, Living Divani o Knoll International.
“Cuando el pan de oro de una mesa de centro nido se yuxtapone a un sillón de cuero con patas de bronce brillante, es posible generar un nuevo tipo de emoción. Es este intento de hacer reaparecer el objeto en el vacío lo que hará que el departamento respire una nueva vida”, sostiene el arquitecto acerca de los con- trastes que marcan el diseño interior de la vivienda.
Todo está marcado por estos contrastes armónicos. Y si las tres mujeres del cuadro de Jansem parecen mirar hacia el puerto con sus rostros desolados a través del gran ventanal (ahora reparado), el bar —diseño de Thomas Trad— seguirá siendo una invitación cordial para vivir las alegrías del presente.
Diseño interior Karim Nader + Lama Rafeh.
Por Cristián Gálvez Capstick.
Fotos Marwan Harmouche