Japoneza retreat se inspira en los paralelismos de la cultura mexicana y la japonesa. Rinde homenaje a Nezahualcóyotl y a la tradición prehispánica, y lleva la cultura oriental a la cima de Tlaxcala.
JapoNeza Retreat es el nombre de este hotel que busca mezclar los paralelismos de la cultura mexicana y la japonesa en un oasis rodeado por espectaculares paisajes montañosos. Los impresionantes escenarios que rodean esta propiedad son la invitación perfecta para descubrirla homenajeando a Nezahualcóyotl, considerado el mejor arquitecto de la época prehispánica. El resultado es un espacio único y armónico que representa lo mejor de la arquitectura de los dos países, totalmente construido por las manos de la comunidad aledaña en Tlaxcala, lo que lo convierte en un edificio artesanal en el que se cuidó hasta el más mínimo detalle.
De esta forma, converge en total armonía lo mejor de dos países a través de distintos elementos que abrazan la construcción, pues se consiguió crear un templo de tranquilidad y descanso. JapoNeza Retreat fue diseñado bajo un concepto autosustentable en el que se utilizaron materiales naturales. Ahí, los amaneceres cinematográficos son parte del atractivo del hospedaje, mientras se contemplan las tranquilas vistas a la Laguna de Atlangatepec, cuyos paisajes rodeados por volcanes le dan un toque de grandilocuencia.
Este destino se creó para fungir como un nicho de contemplación de la naturaleza para todas las personas que lo visitan, logrando una armonía con “el nuevo lujo” que los invita a disfrutar de la tranquilidad rodeados de la fauna y flora endémicas. Con un alma de concreto, forrada de pino de la sierra, durmientes de ferrocarril (madera desechada en distintos pueblos de los alrededores), lámparas hechas con raíces que el río arrastró, telas de lino y tergales, este hotel se ha convertido en un oasis desértico para quienes buscan ser uno con la naturaleza y elevar sus sistema inmune a través del shinrin-yoku o baño de bosque.
Cada habitación cuenta con un tema distinto. Algunas son de amanecer y otras de atardecer, con vistas a la laguna de Atlangatepec, a los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y, en ocasiones especiales, el Pico de Orizaba, con maravillosos amaneceres rojos, atardeceres rosas y cielos estrellados.
Este retiro se inspira en tradiciones arquitectónicas y espirituales tradicionales (zen dentro de la cultura mexicana). Desde el punto de vista arquitectónico, tiene alma de hormigón y madera de pino regional tratada con la técnica japonesa de Shou Sugi-Ban, madera quemada y curada para protegerla de las abrasivas condiciones exteriores de la montaña y destacar al mismo tiempo sus imperfecciones.
Los alrededores también fueron pensados bajo la filosofía shinrin-yoku, una práctica espiritual en la que todos los sentidos se ponen en alerta para proporcionar un mayor bienestar a la salud, al tener una experiencia de inmersión total con la naturaleza. Es posible disfrutar en el hábitat natural compartiendo el espacio con caballos, burros, perros y una fauna salvaje como halcones, patos, búhos, coyotes, conejos, correcaminos y culebras raddle. La exclusiva propiedad ofrece un menú de amenidades pensadas para el mayor placer de los huéspedes —como mayordomo personalizado, una exquisita propuesta gastronómica, así como un jacuzzi al aire libre—, las cuales propician momentos de total relajación bajo el manto estelar.
Este sitio, elegido por Arch Daily como una de las 12 mejores casas de México y uno de los edificios con arquitectura destacada en el mundo, te invita a vivir una experiencia inigualable que busca conectar con esa parte de paz y equilibrio que hemos perdido en nuestra vida cotidiana, abriendo sus puertas para que puedas renacer en este destino idílico. De esta forma, se recrea un espacio con energía ancestral que te permitirá catapultar los sentidos para renovar el cuerpo y el espíritu.
Diseño Interior Fausto Terán
Fotos Jaime Navarro
Por Alfredo Marchant