Philippe Cassegrain, presidente de Longchamp y diseñador del bolso icónico de la firma falleció por complicaciones relacionadas al Covid-19 en París el pasado 28 de noviembre. Philippe fue durante 60 años pieza clave en el éxito y consolidación de la firma familiar de la cuál hoy será la tercera generación quién en su totalidad se haga cargo de continuar el legado.
Entre 1954 y 1957 es Philippe, con tan solo 16 años, quién va a explorar Asía, África y Estados Unidos de América con una maleta que contenía muestras de Longchamp: “Mi misión era reunirme con los contactos de mi padre, tenía curiosidad por todo”. A su regreso de la aventura es cuando oficialmente se incorpora a Longchamp y desde ahí ayuda a su padre a administrar el negocio, desde la creación, fabricación y el marketing hasta el desarrollo de las ventas.
En 1972 despliega el negocio a Asia, con las primeras bolsas de viaje de nylon y cuero, como su primera acción al asumir el puesto de su padre, y con el apoyo de su esposa, Michèle Cassegrain también se inicia una nueva era con el desarrollo de los bolsos femeninos.
En 1993 crea Le Pliage®, y es así como se establece su icónico estilo y filosofía del diseño de la firma en general: sencillez, relevancia y elegancia. Durante 30 años, fue apoyado por su esposa Michèle, quien construyó con él la red de boutiques en todo el mundo.
Philippe Cassegrain encarna todos los valores de Longchamp: sinceridad, dinamismo, optimismo y, en particular, “curiosidad creativa”. Su interés por los demás y su mente abierta fueron una fuente diaria de inspiración para todos.
Recientemente dos de sus nietos se unieron a la empresa: Adrien Cassegrain como Director de Transformación y Hector Cassegrain como Director General del Reino Unido. La llegada de la cuarta generación es el signo de la longevidad y el vigor de esta casa francesa, orgullosa de su independencia y autenticidad.
Por Leonor Torres
Foto cortesía de la marca