El barrio de la Cité, en Ginebra, cerca del Parc des Bastions, zona histórica rodeada de exclusivos restaurantes, museos y galerías, ha sido la locación perfecta para una remodelación total. Jaime Beristain estuvo a cargo de la transformación de un viejo hotel a un departamento de lujo para una pareja arty.
Jaime Beristain hace parecer fácil lo complejo. Y es que todos amamos aquellos espacios de estilo decimonónico con- trastados con muebles de diseño y arte contemporáneo, pero muchos desconocemos el minucioso trabajo técnico y patrimonial que existe tras las labores de reacondicionamiento de un departamento ubicado en un palaciego edificio del siglo XVII para hacerlo confortable en el siglo XXI.
Ubicado en el barrio de la Cité, una de las zonas con más historia de Ginebra, este departamento de 340 metros cuadrados alberga a una pareja, ella, asesora y coleccionista de arte; él, un empresario del mundo de las finanzas, que comparte su pasión por la cultura y el arte. “Cuando los propietarios del inmueble visitaron el Studio de Barcelona estaban muy entusiasmados con la joya de edificio que habían adquirido y conecté con ellos al instante. Nos unen los mismos intereses por el arte y la cultura”, comenta Jaime Beriestain. “Les preocupaba cómo transformar un edificio palaciego histórico protegido en una vivienda habitable para una pareja actual”.
Dadas las motivaciones e inquietudes de la pareja, la colección de arte que ya poseían, así como las nuevas piezas adquiridas para la reforma, como una obra de Anish Kapoor o las mesas en el inequívoco azul de Yves Klein, se transformó en el eje principal bajo el cual se articuló el diseño general de los diferentes espacios. “El concepto que seguí para el diseño de esta vivienda ha sido devolverle su esencia. El edificio en el que se encuentra la casa había sido el antiguo Hôtel Sellon, de donde recuperé la sofisticación de antaño y le di la vuelta combinando tonos neutros y cálidos con algunos toques de color”.
Así comenzaron las labores de remodelación, rescatando los elementos originales cuando era posible y complementándolos con diseños especialmente creados para este departamento, sin buscar aparentar antigüedad o imitar estilos. “En la zona más antigua (salón, habitación y vestidor) se habían borrado con los años los elementos arquitectónicos y decorativos originales.
Recuperé el suelo y las mol- duras con el fin de devolver el alma y el carácter arquitectónico de origen”, comenta Jaime. “Para el resto de las habitaciones nuevas, en las que no existían elementos decorativos de antaño, opté por un diseño que no imitara las zonas nobles de la casa. Le he dado este giro utilizando materiales como el yeso y la madera pero con un estilo con- temporáneo”. Así lo demuestra el diseño de las nuevas boiseries de las habitaciones o el juego de maderas y texturas en la cocina. “Recuperé y puse en valor la solera de una vivienda con mucha historia”, acota.
Otro desafío fue instalar la iluminación artificial perfecta en un edificio histórico: dado su carácter patrimonial, ninguna perforación o alteración estructural está permitida. “Es un reto trabajar en lugares protegidos, donde es una odisea actualizar las instalaciones de electricidad o agua necesarias para poder habitarlos”, comenta Jaime. Sin embargo, esto no fue una limitante y los altos techos sirven de lienzo para luminarias que parecen móviles en suspensión.
Es muy probable que nada de esto hubiese sido posible de no contar con la excelente comunicación que hubo desde el primer minuto entre el Studio y los propietarios. “Tuvimos una complici- dad especial durante todo el desarrollo del proyecto. Los dos somos coleccionistas de arte y nos entendíamos a la perfección”, relata Jaime. Este departamento es la muestra perfecta, por un lado, del profesionalismo aplicado a las labores de reforma; pero sobre todo, del gran resultado que puede obtenerse cuando se logra un diálogo creativo eficaz entre el diseñador y su cliente.
Diseño interior Jaime Beriestain Studio
Fotos Manolo Yllera
Por Cristián Gálvez Capstick