Trabajar para un cliente recurrente fue para Tollgard Studio un placer y al mismo tiempo un reto, pues no solo era realizar un concepto de interiores bello e impactante sino además darle un toque excepcional y diferente para mejorar las experiencias pasadas de sus inquilinos.
Lo que el cliente pedía era que mostrara la riqueza cultural y energía personal de su familia, en el interiorismo de una impresionante casa dentro de un edificio catalogado ubicado en una de las plazas más importantes de Londres llena de historia. Por ello había que cuidar todos los detalles para hacer honor a un sitio emblemático y con una arquitectura excepcional.
Y aunque muchos de los elementos con los que se trabajó en Belgrave Mansion provenían de la inmensa colección de obras de arte, iluminación y muebles de la familia; había que complementar la decoración con un mobiliario nuevo elegante y vibrante, así como con acabados y piezas clave de marcas de gran lujo y calidad, que al estar en conjunto conforman un concepto de alto impacto visual y provocan un ambiente realmente acogedor y familiar.
La primera visión en las áreas de acceso y recepción es una mezcla entre el pasado y lo contemporáneo, con un elegante piso en blanco y negro, el fino trabajo de ciertos elementos modernos como los gabinetes Amarcord de la marca italiana Promemoria y un par de piezas antiguas talladas con la figura de Perros Fu, emblemas de valor y buena energía según la sabiduría del Feng Shui.
En cada habitación de esta casa que es como un lienzo en blanco hay piezas icónicas y artesanales como las sillas Circle del taller danés Overgaard&Dyrman y la robusta base de mesa de nogal de Ceccotti Colezzioni del comedor; o la ondulada silla Arabella en terciopelo azul de Giorgetti, así como el clásico Boudoir Loveseat del canadiense Gabriel Scott que se encuentra en la recámara principal. El exquisito trabajo en techos, muros, chimeneas y pisos se enriquece con piezas que fueron redescubiertas de la colección personal de sus propietarios y con las que los diseñadores encargaron especialmente para crear escenas contemporáneas y de época.
Para el comedor se eligieron muebles de con un estilo formal, lleno de glamour y elegancia con trabajos de los especialistas en carpintería Realm. La gran sala para visitas se diseñó en un estilo clásico renovado con una paleta neutra elevada con destellos metálicos en donde destaca un sofá estructurado Caracalla de Ceccotti, una mesa de centro esculpida en bronce un cojín revestido con el diseño de Gastón y Daniela en Terciopelo Matsuyama. El despacho, tan amplio como una sala de juntas, es sobrio y masculino, con un retrato de Nelson Mandela de la colección privada del dueño de la mansión como joya de la corona, mesas de Cecotti y pesadas sillas de Linteloo.
Los espacios más alegres, sin duda, son la sala de televisión con un techo cubierto de tela azul tinta, paredes multicolor, piso de madera en tonos medios, muro multimedia y obras de arte atrevidas; el salón de juegos y reuniones que se encuentra en el sótano con mesas de billar y backgammon; y el bar con mobiliario de madera y mármol, con una barra en U espectacular, taburetes Bardot y una lámpara colgante Harlow escultural de Gabriel Scott.
Aunque uno de los sitios más confortables y relajantes es la terraza que, envuelta de una rica vegetación, se llenó de texturas y elementos cálidos con pisos cubiertos por tapetes de fibras naturales, un comedor de exteriores, lámparas Disc diseñadas por Piet Boon para Heatsail, y Hornos de pizza Gozney y Green Egg BBQ. Un oasis en una de las ciudades más vibrantes del planeta que honra el pasado con un estilo actual.
Por Norma Rodríguez.
Fotos de Richard Gooding/Tollgard Studio.