La colonia San Ángel es un referente de historia arquitectónica del país, cuna de monumentos civiles y religiosos que se han convertido en símbolos de México, un fascinante recorrido cultural, un espacio pintoresco y nostálgico al sur de la Ciudad de México.
El barrio es famoso por el empedrado de sus calles, galerías de arte e icónicos restaurantes de tradición para las familias mexicanas, y de gran atractivo visual y gastronómico para los visitantes foráneos.
San Ángel Inn forma parte del encanto de la ciudad, un espacio que representa magníficamente el esplendor de una auténtica casona mexicana. El restaurante que antiguamente fue la Hacienda de Goicochea, data del siglo XVII y funciona como tal desde el año 1963, un verdadero edén donde la gastronomía mexicana que se vive dentro de espacios sofisticados y acogedores.
La arquitectura colonial del lugar se adorna con los maravillosos jardines, los visitantes disfrutan de una velada mexicana donde los platillos rinden tributo a los sabores de la gastronomía mexicana.
En nuestra reciente visita disfrutamos de los favoritos de la casa, el mole poblano siempre será mi predilecto, una deliciosa sopa de tortilla y para terminar el mes patrio con broche de oro, un exquisito chile en nogada rosa, exclusivo de la casa, y como es costumbre, la clásica margarita.
La representativa vajilla de cerámica con ilustrativos pájaros en tonalidad azul pintados a mano son otro de los regalos que nos otorga el lugar, donde más que un restaurante se convierte en una experiencia que se atesora en cada uno de los visitantes; la atención del personal es extraordinaria.
San Ángel Inn es uno de los tesoros mejor conservados de México, una capsula de tiempo, sabor e historia, un destino imperdible para locales y extranjeros, punto de reunión de familias, amigos y compañeros de todas las edades donde la música eleva los sentidos y las emociones, una fábula con sabor a México.
Para conocer más de la historia, servicio y reservar tu próxima visita ingresa a www.sanangelinn.com #SiempreUnClasico
Por Leonor Torres Sanz
Fotos cortesía de San Angel Inn