En la cima de una montaña en Kvitfjell, Noruega, se han erigido 45 columnas de madera, que elevan una cabaña de 144 metros cuadrados a 1,5 metros del suelo. En total armonía con el medioambiente, permite que las ovejas y las vacas puedan pastar las hierbas que crecen debajo.
El último proyecto de Mork-Ulnes Architects también es su propio refugio.
Skigard Hytte es el primer proyecto desde cero que Casper y Lexie Mork-Ulnes
han construido para su propia familia. Se conocieron hace 20 años en un viaje, y siempre compartieron el amor por las montañas, la nieve y el esquí. Vivieron en San Francisco hasta el 2011, cuando decidieron trasladarse a Oslo, convirtiendo una antigua sala de billar de un castillo en su residencia. Con el afán de recuperar la vida al aire libre que recordaban del campo nórdico, decidieron construir una cabaña en las montañas donde poder abrazar por completo el estilo rural escandinavo.
Aseguraron la ubicación con un sitio de 2.000 metros cuadrados en el lado oeste de la estación de esquí de Kvitfjell, a 45 minutos al norte de Lillehammer, situado a 943 metros sobre el nivel del mar, casi en la cima de la montaña (1.039 metros). Su gran altitud significa que la cabaña está expuesta a un clima invernal severo, con vistas panorámicas del valle. De noviembre a abril, uno puede ponerse esquís de descenso y llegar al mercado local para ir de compras, y volver a casa usando los ascensores. En verano es posible caminar desde la cabaña hasta el parte superior de Kvitfjell (que significa montaña blanca en noruego) en unos 20 minutos, o llegar a uno de los muchos arroyos y lagos para nadar y pescar. Casper y Lexie comenzaron a dar forma al lugar de retiro que siempre habían querido: una vivienda principal con un anexo para los invitados, en el que cada habitación tuviese vistas al exterior.
Parte del proceso de diseño consistió en realizar acampadas que permitieran familiarizarse con las cualidades únicas del terreno, y ser despertados por vacas y ovejas en la puerta de su carpa le otorgó una configuración diferente al proyecto: delgadas patas de madera elevan la vivienda, permitiendo que la hierba crezca naturalmente debajo -confiriendo un refugio para los animales silvestres bajo su alero- y transformando la casa en una plataforma de observación. “La tierra tenía una huella que los animales solían cruzar para llegar a la ladera debajo, que sigue siendo el camino a la casa. Ahora las ovejas se paran debajo de la casa en los meses de verano para protegerse del clima”, nos dice Lexie.
Los arquitectos han diseñado varios otros edificios sobre pilares o cimientos elevados,
como Moose Road (construido sobre pilotes de acero para evitar cortar las raíces de los árboles) y Trollhus (levantado sobre patas de hormigón para protegerlo de la nieve), donde aprendieron que era una forma efectiva de lidiar con las altas acumulaciones de nieve y no necesitar palearla cuando se acumula alrededor de puertas y ventanas. Aquí, decidieron elevar la cabaña no solo para tener un poco de protección contra el clima, al tiempo que maximiza la luz natural y las vistas, sino también para no arruinar el terreno con el movimiento de tierras requerido para una base convencional.
El revestimiento exterior de la cabaña está hecho de skigard, un árbol largo y estrecho, cortado en cuartos, que tradicionalmente se dispone de manera diagonal por los agricultores escandinavos para cercar sus campos. Haciendo referencia a la arquitectura rural, esta fachada rugosa hace que la cabaña encaje dentro del paisaje agreste y la vegetación boscosa. La parte superior de la cabaña también recuerda los techos de césped tradicionales, comunes en las zonas rurales escandinavas hasta finales del siglo XIX. Este recurso constructivo aún sigue siendo autorizado por las regulaciones locales como uno de los pocos materiales permitidos para las techumbres (además de pizarra o madera). En este caso, la parte superior se mimetiza con el paisaje, moviéndose con el viento, lo que ayuda a suavizar la rígida geometría rectilínea de la cabaña. “Cuidamos mucho el estudio de las zonas rurales vernáculas, y analizamos la arquitectura local y sus tipologías como queríamos para entender completamente como sus formas lograron moldear la cultura arquitectónica local”, enfatiza Casper.
Una característica notable es que cada superficie interior está revestida de madera. Con un interior totalmente homogéneo que crea una sensación íntima y acogedora, hay pocas distracciones para apartar los ojos de la naturaleza exterior. Todos los gabinetes y muebles a medida están hechos de láminas de pino laminado cruzado de tres capas. La materialidad totalmente de madera también crea una cualidad olfativa única. “Dudábamos en tener madera en ciertas zonas. Finalmente, las paredes de la ducha y pisos, placas de descarga de inodoros, placas de ventilación e incluso las manijas del refrigerador están hechas de Furu (pino noruego), y la sauna está revestida de Osp (madera de Aspen)”, comenta Lexie.
Se accede a la cabaña a través de una serie de amplios escalones de madera que conducen a una terraza que enmarca la vista del valle. Hay dos puertas a cada lado del portal de acceso que se abren a la casa principal (izquierda) o al anexo de invitados (derecha). Al entrar a la casa principal, uno encuentra un pasillo con acceso directo a una “sala húmeda” donde se pueden quitar las capas externas de ropa y zapatos y entrar a la casa. La cabaña tiene un plan regular: tres habitaciones más saunas, en una secuencia enfilada de habitaciones seguidas, siguiendo un corredor central – llamado Trønderlån en la región de Trøndelag, de donde es la madre de Casper. Dos ventanales de 6 metros de largo le dan una gran vista al espacio común que contiene la sala de estar, la cocina y el comedor, creando la sensación de estar afuera, expuesto al paisaje siempre cambiante. Además, una claraboya en la cúspide provee luz natural cenital a todo el ambiente. En el otro lado de la terraza, el anexo de invitados contiene un dormitorio, baño, un salón y un altillo.
La casa de un arquitecto suele ser un laboratorio de ideas, un crisol de invención. Casper y Lexie se permitieron empujar los límites y experimentar con estrategias de diseño y materiales que muchas veces no acostumbramos a observar, con su extraordinaria racionalidad y su capacidad para redefinir la relación de la arquitectura con la naturaleza.
Arquitectura Mork-Ulnes Architects
Por Alfredo Marchant
Fotos Bruce Damonte, Juan Benavides + Tor Ivan Boine