“Watch Art” ofreció un recorrido por el legado y savoir-faire de Patek Philippe, fundada en Ginebra en 1839. Fue una experiencia apreciada por más de 60,000 visitantes, quienes tuvieron oportunidad de explorar la marca a través de seis modelos de edición limitada y dos piezas de alta relojería técnica.
Desde su primera exhibición en Dubái en 2012, Patek Philippe ha llevado su muestra a Múnich, Londres, Nueva York y Singapur. Ahora, después de la pandemia y una transformación de la realidad de las marcas de lujo, la firma regresó con vigor a Tokyo, la ciudad de la innovación y originalidad.
El lugar seleccionado fue la plaza Sankaku Hiroba, cerca del rascacielos Shinkuju Sumitomo. Allí, la exposición se dividió en diez salas temáticas que mostraban la historia de la relojería e incluían la restauración de piezas icónicas de la marca.
Se montó un espacio, “Master of Sound”, para los relojes más complejos, incluyendo uno nunca antes presentado. Estas piezas, que el tiempo ha convertido en auténticos artefactos de arte, se crearon con la misma dedicación y pasión con que la firma mantiene su compromiso. Los visitantes también tuvieron la oportunidad de conocer a los maestros relojeros.
Desde el Museo Patek Philippe en Ginebra se trajeron 190 piezas de la colección “Antique”. En otra sala, “Historical Owners”, se mostró un reloj de la Reina Victoria, un tesoro para la alta relojería.
Para la ocasión, se presentó una edición limitada, cuya venta se donará a la National Federation of UNESCO Associations en Japón.
Por Leonor Torres Sanz
Fotos cortesía de Patek Philippe