INSPIRADA POR LOS ESPACIOS OCULTOS del departamento de su abuela en Vancouver, la arquitecta Andrea Leung —que radica en Nueva York— ha creado un amplio loft que es un verdadero gabinete de curiosidades a escala arquitectónica. “Los espacios secretos me fascinan.
El ático de mi abuela (un pied-à-terre) estaba lleno de ellos: presionabas el espejo correcto y se abría una sala de tatami oculta; te apoyabas en la librería derecha y un pasillo poco iluminado te llevaba a su propio oasis personal de calma”, comenta Leung sobre la inspiración del proyecto.
Desde que se mudó a Nueva York en 2013, Leung había ima- ginado transformar un departamento de la ciudad en un refugio aislado inspirado en la esencia del espacio de su abuela, pero también actualizado de acuerdo con sus propios gustos. En un rincón tranquilo de Tribeca encontró el sitio ideal: un loft bañado por el sol con altos techos antiguos de estaño sostenidos por tres columnas corintias de hierro fundido.
Ubicado en un edificio histórico que data de 1864, se accede al departamento a través de un tramo de escaleras torcidas y un pasaje bordeado de puertas enrollables industriales de gran tamaño.
“Me bastó una mirada al espacio en bruto y supe exactamente el tipo de refugio que quería crear”, dice Leung. “Uno que se desarrolla y se revela lentamente, que inicialmente te sorprende con su grandeza y luego capitaliza tu curiosidad”.
Leung comenzó el proyecto con varios cambios contundentes. En primer lugar, y de manera drástica, eliminó un entrepiso estrecho que había sido suspendido sobre un lado del departamento, así como la cocina calzada debajo. Luego reorganizó las habitaciones privadas de la casa a lo largo de la pared este.
Un dormitorio, vestidor, cocina y dos baños están ocultos detrás de una pared larga y continua que se extiende a lo ancho del espacio y cambia casi imperceptiblemente de una cara espejada en la mayor parte de la superficie a una cara de vidrio en áreas seleccionadas. Las puertas ocultas del dormitorio, el baño principal y la cocina se abren a la amplia y luminosa sala de estar y comedor del loft, que está bordeada por siete ventanas altas en dos lados.
La interacción de esta “pared de espejos” y la procesión de ventanas, muchas de las cuales se reflejan en ella, fue esencial para el diseño de Leung: “La pared de puertas espejadas permite que el espacio habitable principal trascienda sus limitaciones físicas y parezca duplicar su tamaño, mientras que las generosas ventanas con su original vidrio ondulado también se reflejan bañando las paredes con una suave luz refractada”, explica.
Al mirar hacia el dormitorio, el reflejo de las ventanas exteriores y la vista de las ventanas interiores colapsan entre sí creando una inversión momentánea, y caprichosamente alucinante, de interior y exterior.
“Como arquitecta, disfruto de la satisfacción que surge al llegar a soluciones de diseño elegantemente simples”, afirma Leung. “Pero lo más importante es la promesa de emociones creadas por espacios hermosos.
Es lo que impulsa mi arquitectura. Siempre me ha interesado cómo las configuraciones aparentemente estáticas de los materiales pueden evocar tensiones poéticas que hablan de nuestros pensamientos y recuerdos, que tocan aspectos de nuestro subconsciente y provocan reacciones que no necesaria- mente podemos articular por completo”. /
Arquitectura e interiorismo Andrea Leung.
Por Cristián Gálvez Capstick.
Fotos Sarah Elliott + Scott Frances