El elegante Hotel Villa Franca, enclavado en la cima de una colina, es el secreto mejor guardado de Positano. Junto a una posición dominante con vistas a toda la bahía de Positano, se suman una mezlca de diseño, tradiciones familiares, arte contemporáneo, buena mesa y una sobremesa aun más generosa, lo que nos hace sentir que… LA VITA È DOLCE!
Basta una rápida mirada a las casas color pastel y a los pasillos de piedra que abrazan la costa verde jade para com- prender por qué este otrora tranquilo pueblo de pescadores es conocido mundialmente como la “joya de la costa de Amalfi”. Ser famoso en todas partes como la joya de la corona trae aparejados sus inconvenientes: las multitudes pueden ser abrumadoras, las calles estrechas y el tráfico intenso. Esto no quiere decir que Positano deba omitirse, sino que es importante elegir el alojamiento con sabiduría. En Positano no necesitas un hotel. Necesitas un retiro.
Encima de una colina, existe un refugio extraordinario: el Hotel Villa Franca. Al ingresar, un abrazo blanco y tranquilo ofrece una sensación de paz mística que nos invade como una ola fresca que envuelve las rocas bañadas por el sol. El ambiente artístico de esta antigua residencia privada proviene del matrimonio de Rosa Taddeo y Massimo Napoli: hoteleros de tercera generación y propietarios de Villa Franca. Ellos son los responsables de vestir el hotel fami- liar con piezas de arte moderno local e internacional. Creadores de RMAX Design & Services —el estudio de decoración de interiores de los Taddeo, han vestido cada rincón con notables piezas de diseño, muchas de ellas de Edra (una de mis firmas preferidas). “Los huéspedes a menudo nos pedían consejos sobre sus hogares en todo el mundo, por lo que transformamos nuestra pasión por el mobiliario en un segundo trabajo”, confiesa Rosa.
Los espacios son una mezcla de diseño y arte contemporáneo. Cada una de las 44 habitaciones es única, aunque comparte un lujoso estilo que armoniza el arte con una paleta de colores neutros, diseño contemporáneo y arquitectura tradicional. El diseño interior per- mite a los visitantes escapar de la realidad y tomar distancia de lo cotidiano mientras admiran las maravillas de la madre naturaleza desde un balcón de hierro forjado y vistas despejadas.
En Positano la comida se conjuga con la espiritualidad y las tradiciones se encuentran con la innovación. Li Galli, el elegante restaurante del hotel, es una de las mejores experiencias gastronó- micas que se puedan tener en la costa amalfitana.
El hecho de contar únicamente con 20 cubiertos es deliberado: la atención personali- zada es un lema de la casa. El chef ejecutivo Savio Perna colabora con el chef de múltiples estrellas Nino Di Costanzo, y ambos son maestros de la creatividad. Verdaderas maravillas son la berenje- na con chocolate (un toque moderno de un clásico regional), y un risotto con langostinos al limón y pan rallado que hacen que valga la pena el viaje. Además, las vistas del restaurante sobre las islas privadas de Li Galli son absolutamente memorables.
A propósito de vistas panorámicas, la terraza de la piscina en la azotea y sus ángulos ininterrumpidos de 360 grados sobre la ciudad son paradisiacas. Nos permiten escapar de la realidad y tomar dis- tancia de la vida cotidiana mientras disfrutamos de las maravillas de Positano y la costa amalfitana para crear buenos recuerdos de unas relajantes vacaciones al estilo de la dolce vita.
Para ayudarnos a preservar estas memorias, en el Villa Franca Emporium todo está a la venta, desde cerámicas pintadas a mano elaboradas por hábiles artesanos locales hasta ropa de cama supe- rior, pasando por productos para el cuidado de la piel; una buena razón para traer un poco de Italia a casa. En el ambiente único de Hotel Villa Franca, el mítico canto de las sirenas se renueva de generación en generación y se hace realidad.
Interiorismo RMAX Design & Services
Fotos Cortesía Hotel Villa Franca.
Por Cristián Gálvez Capstick