La necesidad de este tipo de infraestructura es evidente. Tomás Pérez Vargas, líder del eje de movilidad del Consejo de Desarrollo de Tijuana (CDT), señala que la ciudad enfrenta un caos vial constante, producto de su crecimiento desordenado y de las limitaciones de su geografía, atravesada por el río Tijuana. “Las calles están saturadas de automóviles, al punto de que la llamada ‘vía rápida’ es ahora más conocida como ‘vía lenta’”, comenta Tomás. En este contexto, la bicicleta surge como una alternativa ideal para reducir el tráfico, disminuir la contaminación y mejorar la salud de los tijuanenses. Según Pérez Vargas, el uso de la bicicleta es más eficiente incluso para cruzar la frontera. “Me toma menos tiempo en bici llegar a mi casa desde mi oficina que hacerlo en auto”, asegura.
El proyecto de la ciclovía, conocido como Paseo Río Tijuana, tiene como objetivo conectar puntos estratégicos de la ciudad y recuperar espacios urbanos en desuso. Actualmente, Tijuana cuenta con apenas 9 kilómetros de ciclovías funcionales, una cifra muy por debajo de las necesidades de la población. De esos, 3.2 kilómetros se encuentran en la zona del bordo del río Tijuana, pero están incompletos y carecen de accesos adecuados. Para resolver esto, se busca rehabilitar la infraestructura existente y ampliarla. La nueva ciclovía conectará el corazón comercial de la ciudad, pasando por Plaza Río y áreas como la esplanada de la UABC, con un diseño que prioriza la seguridad y comodidad de los ciclistas. Además, se proyecta extender el recorrido hasta la presa, uniendo diversos puntos clave a lo largo de aproximadamente 7 kilómetros.
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Más allá de la movilidad, el proyecto apuesta por la recuperación del espacio público. Actualmente, muchas zonas aledañas al río están ocupadas por personas en situación de calle o con problemas de adicción. La construcción de la ciclovía, junto con espacios peatonales, iluminación adecuada y áreas verdes, busca revitalizar la zona y convertirla en un punto de encuentro para la comunidad. “La ciclovía será más que un camino para bicicletas; será un espacio para caminar, convivir y disfrutar de la ciudad”, explica Pérez Vargas. Además, se plantea integrar sistemas de bicicletas compartidas, facilitando su uso para quienes necesiten desplazarse hacia la frontera o realizar recorridos más cortos.
Desde 2016, con la creación del Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS) y el Plan Maestro de Bicicletas desarrollado por el Instituto Metropolitano de Planeación (INPLAN), la ciudad ha contado con una hoja de ruta clara para la creación de infraestructura ciclista. Sin embargo, los avances han sido lentos debido a cambios en la administración y falta de continuidad en los proyectos. Recientemente, la Comisión Ciudadana de Movilidad, en conjunto con ciclistas, autoridades locales y regidores, ha retomado el proyecto con fuerza, logrando la aprobación unánime del cabildo para ejecutar dos iniciativas clave: rehabilitar la ciclovía del río y construir una ciclovía en la Calzada Tecnológico. El objetivo es que el Paseo Río Tijuana esté terminado para el próximo año. Esto implica completar las rampas de acceso, mejorar el diseño y branding de las vías, y garantizar que el espacio sea seguro y funcional, tanto de día como de noche. Para Pérez Vargas, el éxito del proyecto depende de un cambio cultural que incentive el uso de la bicicleta y el respeto vial hacia los ciclistas. “No se puede crear una cultura ni una infraestructura en seis meses, pero hay que empezar. Y esto es solo el principio”. Con esta ciclovía, se busca resolver problemas de movilidad, y sentar las bases para una ciudad más sostenible, incluyente y