Como respuesta a un estilo de vida cada vez más acelerado y urbano, se ha proyectado un espectacular pabellón frente a un lago en las cercanías de Valle de Bravo, se trata de un espacio dedicado a la comunión con la naturaleza y la serenidad.
Este proyecto arquitectónico es más que una estructura de concreto; es una celebración de la versatilidad de diseño y la sostenibilidad, demostrando cómo se puede lograr una simbiosis entre comodidad moderna y entorno natural.
Ubicado en una extensa propiedad de descanso, el pabellón se convierte en un santuario para una familia joven y activa que buscaba un espacio de reunión, descanso y contemplación; separado, pero no aislado de su residencia principal.
La ubicación no es coincidencia: se eligió específicamente para maximizar las vistas panorámicas del lago y las montañas, justo donde comienza la pendiente del terreno y aparecen cuerpos de agua. Este escenario idílico sirve como un recordatorio constante de la interconexión entre arquitectura y naturaleza.
Uno de los puntos más innovadores del proyecto es la utilización de una plataforma redonda de piedra, que delimita el espacio de manera elegante y se funde a la perfección con la topografía circundante.
Esta plataforma alberga también las zonas de servicio en un sótano, permitiendo que la planta principal se concentre en las áreas sociales, tanto interiores como exteriores.
La sostenibilidad y el confort se dan la mano en cada rincón de este pabellón. Con una ventilación natural en todas las áreas y una cubierta diseñada para captar calor, el espacio está construido para ser amigable con el medio ambiente y agradable para sus ocupantes en cualquier estación.
La transición fluida entre el interior y el exterior es facilitada por ventanas y puertas diseñadas para maximizar la flexibilidad de uso del espacio, sin comprometer la privacidad.
En cuanto a los acabados, se ha dado preferencia a materiales locales y sostenibles. Los muros de piedra brasa y concreto aparente, junto con una cubierta de estructura metálica y madera laminada, no solo añaden textura y calidez al diseño, sino que también ofrecen beneficios térmicos.
El uso de mármol natural en las terrazas y pisos de grava suelta en los patios amplían la paleta de materiales de manera armoniosa.
La construcción de este pabellón tuvo lugar durante los complejos años de la pandemia, lo que planteó desafíos logísticos y conceptuales no previstos. Sin embargo, estos retos sirvieron como catalizadores para repensar y validar conceptos arquitectónicos, convirtiéndolos en oportunidades para la innovación y la adaptación.
En resumen, esta es una obra de arquitectura moderna y diseño sostenible. Su propósito va más allá del mero esteticismo: ofrece una experiencia de vida que respeta y se integra con su entorno, al tiempo que satisface las necesidades contemporáneas de confort y funcionalidad. Es un recordatorio palpable de lo que puede lograrse cuando la arquitectura y la naturaleza trabajan en armonía.
Arquitectura y diseño interior de Adriana Ciklik y Carlos Vargas
Fotos de Jaime Navarro