EL PASEO MONTEJO ES LA AVENIDA MÁS EMBLEMÁTICA de Mérida. Su riqueza cultural crece al recibir residentes de otras partes de México y extranjeros que, cada vez con más frecuencia, quedan encantados por la Ciudad Blanca y, como resultado, propician la construcción de nuevos espacios, con la inclusión de la arquitectura moderna en haciendas y casas de principios del siglo pasado, así como del diseño contemporáneo en la tradición y lo artesanal.
El nuevo centro cultural Quinta Montes Molina, creado por el despacho de arquitectura con sede en la Ciudad de México, Materia, es un proyecto de vocación pública ubicado en el Paseo Montejo. Se encuentra en una propiedad original construida a principios del siglo XX —llamada la Quinta Montes Molina—, la cual, desde su construcción, ha sido un referente social y un icono arquitectónico local.
Con el crecimiento de la ciudad, a partir del año 2000, sus jardines han sido utilizados para distintos eventos tanto sociales como culturales. Más adelante en 2006, la residencia se abrió al público como Casa Museo.
Casi 10 años después, en 2015, se construyó un pabellón adyacente a la Quinta, el cual fue galardonado por la Bienal de Arquitectura de la Ciudad de México en la categoría de Cultura, tanto por su diseño como por la generación de cambios positivos en la propiedad en el entorno de la capital yucateca, con la intención de enfatizar su papel como condensador de la cultura, la identidad local y el espíritu comunitario. Un año más tarde, gracias a su éxito, surge la necesidad de ampliar dicho pabellón y crear algo más ambicioso, un centro cultural.
El desarrollo del proyecto resulta interesante por el nivel de análisis que tuvieron los arquitectos para concretarlo y el momento crítico de sacar adelante el centro, aún con los desafíos de la pandemia. El estudio consistió en analizar el contexto de la ciudad de Mérida, así como el comportamiento de sus habitantes. Este proceso de casi seis años incluyó la planeación, la estrategia, el financia- miento, el diseño y la ejecución. Además, los arquitectos fungieron no solo como diseñadores, sino como estrategas, pues generaron vínculos y acuerdos con instituciones y actores culturales en México y Estados Unidos.
El centro cultural se emplaza en la propiedad detrás de un conjunto de árboles centenarios que funcionan como una fachada natural y que señalan la vocación de los espacios: conformar una serie de pabellones tejidos por umbrales. El diseño propone una serie de pórticos que generan recorridos y envuelven las áreas públicas exteriores de manera armoniosa. Las columnas enmarcan vistas hacia la Casa Museo, los jardines originales y los nuevos, así como el pabellón, con la finalidad de integrar visualmente todos los elementos. El centro busca generar una zona pública que toma a la arquitectura como un lienzo material y espacial y promete atestiguar el paso del tiempo.
Si bien el proyecto forma parte del crecimiento del plan maestro y la evolución vocacional de la Quinta Montes Molina, busca ser un espacio de confluencia social, cultural y un atractivo turístico. Su diseño siguió los lineamientos del INAH, dada su contigüidad a la casa. Aun así, se nota un contraste de la estética de los cánones establecidos en el porfiriato del edificio original con la obra actual, la cual se articuló con una visión contemporánea y una estética minimalista que respeta el esquema de jardines antiguos y transforma el sitio en un espacio consciente con el ambiente en todo sentido. El diseño arquitectónico se expresa por medio de su material primordial: el concreto.
A pesar de su escala, se articulan los elementos de muros, trabes, columnas y faldones de modo que sus juntas expresan el sistema constructivo, pero también un nivel de ornamentación sofisticado que reinterpreta ciertos detalles de la casa y logra una integración de dos momentos arquitectónicos —la tradición y el presente— de manera armoniosa.
Los planos, perspectivas y ritmos producen, con la ayuda de la luz y los diversos registros y texturas del material, un cambio incesante de efectos, sombras y sensaciones. La adaptación del proyecto al entorno urbano se logra a través de su escala y su estrategia espacial. El centro cultural Quinta Montes Molina busca equilibrar áreas públicas de cultura con el esparcimiento y la economía sostenible, así como el legado histórico con una visión al futuro.
No cabe duda de la riqueza cultural del sureste de México, por lo que la importancia de crear un proyecto de esta magnitud para una ciudad con tanta historia como Mérida requiere de un esquema respetuoso y visionario como este. La expresión arquitectónica del centro cultural es el resultado de la interpretación contemporánea de los espacios de transición y su ornamentación.
Su objetivo es crear comunidad y mantener la cultura como uno de los ejes fundamentales para el crecimiento de una de las ciudades más prometedoras de México.
Por Yarin Miranda Robles.
Fotos Jaime Navarro