Para Damián, el hilo es una línea flexible que le permite configurar formas a partir de la heterogeneidad de su forma y colores. Cada una de sus obras se basa en hilos enrollados y tensados alrededor de paneles de madera. Aisladamente, sus cuadros están formulados para activar la sensibilidad del espectador y así poder relacionarse con las imágenes mediante el dinamismo de los colores, el brillo, las texturas y las formas.
Para el artista, es importante que el usuario explore cada pieza, por lo que no propone una comunicación evidente y de esta forman la obra consigue un concepto propio, ya que la luz se convierte en color dentro de cada persona. Las composiciones minimalistas, geométricas y simétricas de Suárez fusionan muchos medios para formar un organismo estético.
Actualmente, dentro de su galería, ubicada en el centro de la colonia Condesa, se encuentran plasmadas sus piezas estratégicamente ubicadas para que el espíritu óptico-cinético de su trabajo contraste con la técnica artesanal y así convergen para codificar los símbolos del artista. Respectivamente, las obras exhibidas en total alcanzan en algunos casos más de mil kilómetros de hilo, y su formato varía entre el tamaño mediano y grande, algunas incluso superan los dos metros por lado y la bidimensionalidad los convierte en verdaderos Tótems.
Una por una sus obras de arte dejan al descubierto el proceso creativo de Suárez: por un lado, la parte estructurada, meticulosa y obsesiva y por otro lado, lo inevitablemente imperfecto que pueden llegar a ser. Rara vez Damián produce piezas inspiradas en la literatura, una de sus piezas en este estilo es “La Nada”, inspirada en la última escena de la muerte veneciana de Thomas Mann.
Al artista venezolano le parece importante comprender de cierta forma los procesos cognitivos de la mente humana y las funciones cerebrales que intervienen en el pensamiento creativo, por lo que siempre le ha interesado la compresión de los procesos cerebrales con el fin de establecer una influencia entre la emoción y la percepción. Por lo tanto, el trabajo de Damián contempla una serie de sensaciones y emociones juntas, dentro de una complejidad técnica, cargada de energía, mediante la contemplación y la armonía.
Damián busca crear estímulos que generen movimientos, relieves, sensaciones; su objetivo es ir más allá de una perspectiva visual, lo que él quiere es llegar directamente al cerebro del público, mediante un mensaje sensorial más allá de una experiencia asociada a lo figurativo.
Por Fernanda Gordillo Estrada
Fotos de Alfonso de Béjar