Este departamento diseñado por la firma Archetonic encuentra su individualidad con un lenguaje arquitectónico propio, en el sentido de que cada uno de sus componentes afectan el resultado con un toque especial. Dentro de lo geométrico que es estructuralmente, tiene un dominio magistral de la alteración del espacio.
Los arquitectos Alan Micha Balas, Jacobo Micha Mizrahi y Jaime Micha Balas buscaron asentar las premisas del proyecto de manera en que se pudiera guiar todo el desarrollo de diseño con ellas y con esto potenciar la amplitud, aprovechar la doble altura, dejar la mayor entrada de iluminación natural y permear el interior del ambiente exterior a través de los grandes ventanales. Así, el proceso logró no ser independiente de la función y el resultado es tanto estético como funcional.
La distribución se crea a partir de un recorrido central que conecta todas las áreas, tanto sociales como privadas. El diseño invita a descifrarlo y a construir una visión distinta del espacio por la luz, el vacío y el volumen. Poéticamente, el despacho describe los límites de este departamento como un compuesto de la dualidad entre la ausencia y la presencia de cuerpos que habitan los espacios de altura media, que generan doble pisos o tapancos, así como la posibilidad de transformar el departamento y dejarlo completamente plano.
Al mismo tiempo, estos volúmenes de media altura posibilitan la contemplación de la vista al exterior, ya que están diseñados para no bloquear los ventanales y permitir la entrada de luz natural. Por otro lado, se insertaron espejos como plafón en los límites de la vivienda, lo cual logra como resultado duplicar la naturaleza circundante del exterior para permear al interior, para que visualmente se abra la perspectiva y se aprecian los materiales de piso a techo sin dejar a un lado los muros y hacer una contemplación continua sin pausa.
El mobiliario hecho por la marca MIIN, hace parte de la idea de crear una síntesis en los elementos y tonalidades del departamento para que sea un espacio contundente y puro, en donde la materialidad, la luz y la vegetación fungen como protagonistas del diseño. Los interiores son sobrios y cálidos, gracias a la sinergia entre la iluminación artificial que se dispersa sin interponerse con el protagonismo de la luz natural.
La exploración espacial del proyecto fue importante para lograr flexibilidad constante entre la función y el espacio. Una especie de biombo a media altura de madera privatiza o expone una de las habitaciones, con la finalidad de poder dar uso al espacio sin encasillarla como una recámara y que el ambiente se desenvuelva con el tiempo según las necesidades de sus habitantes.
Altas mamparas plegables otorgan diferentes lecturas de algunos espacios, que se proyectaron en la búsqueda de cambiar la percepción y de nuevo, el uso de los mismo en función de su apertura o confinamiento. El mismo recorrido explora la unificación de áreas habitualmente divididas como las recámaras y la estancia, los vestidores y las habitaciones o la cocina y la sala.
Al final, esta morada es la mejor expresión por crear diálogos de afuera hacia adentro, de entrelazar la arquitectura con el diseño, la materialidad con la iluminación, el exterior con el interior, así como hacer de los espacios uno solo que se altera con las distintas necesidades que aparecen en la vida cotidiana de una familia en crecimiento. Es por ello, que el lenguaje de este departamento resulta en un estilo único, dentro del cual las bases y los conceptos están equilibrados entre sí y funcionan con cada elemento y sin uno de ellos.
Arquitectura interior de Archetonic
Por Yarin Miranda Robles
Fotos Arturo Arrieta