Un esquema de dos cuerpos principales separa el área pública y privada por medio de vacíos, sustracciones y aperturas puntuales que dieron lugar a patios, terrazas, áreas verdes y espacios exteriores que se relacionan de manera directa con el interior de la casa.
Casa Mika, el proyecto más reciente del arquitecto Sergio Portilla destaca desde el exterior por mostrar una fachada sencilla y cerrada que funciona como sofisticada muralla en una calle transitada y ruidosa. Su enfoque arquitectónico contemporáneo le genera gran valor a la residencia, combinando materiales de alta tecnología con algunos otros productos tan orgánicos como la madera de encino para los interiores y la cantera para los patios.
Es realmente interesante ver cómo los materiales se muestran de manera natural a lo largo del proyecto ya que en toda la casa sobresalen los muros de tabique de arcilla blanca y concreto aparente que contrastan, pero no compiten por el protagonismo con el resto de los materiales que la conforman, sino que se integran de forma neutral y armónica.
La residencia familiar distribuida en dos niveles se ubica al noroeste de la Ciudad de México y fluye a través de sus patios interiores, los cuales se plantearon de forma estratégica buscando generar experiencias distintas a lo largo del proyecto, en ocasiones de manera íntima y en otras, mucho más públicas y sociales. “Su diseño está basado en la geometría simple de un rectángulo, figura que se da de manera natural siguiendo las líneas topográficas del terreno con un frente de 16 metros hacia la calle y una profundidad de 50 metros, al cual se le fueron extrayendo secciones para generar las aperturas, es decir los patios.
Así, desde cualquier parte en la planta baja se mantiene un vínculo directo y especifico con el entorno y con la abundante vegetación, permitiendo al mismo tiempo que la luz natural bañe los espacios, se proyecten diferentes sombras y se produzcan temperaturas agradables en el interior”, describe el arquitecto Sergio Portillo.
Los clientes desde el principio solicitaron que los espacios interiores no fueran tan grandes y se ajustaran al mínimo de metros cuadrados ya que preferían una vida hacia el exterior sin necesidad de salir de casa. De ahí que cada área se diseñó para que los miembros de la familia realizaran de forma cómoda y funcional sus actividades cotidianas, lo cual facilitó el juego de la apertura de los patios que es el oasis en el que conviven de manera constante. “El ruido fue uno de los retos a resolver en Casa Mika, ya que se encuentra de frente con una avenida muy transitada de la ciudad, con el ruido constante de automóviles y camiones a todas horas. Y a pesar de que los vecinos levantaron una malla con algo de vegetación el ruido sigue estando presente.
Es por eso que decidimos proyectar una fachada sencilla y cerrada y se optó por colocar servicio y cochera en la parte frontal y las recámaras en la parte posterior de la casa, lo más lejos posible de la calle, pero a la vez dejando un gran patio trasero para poder tener juegos, un huerto y otros espacios abiertos para el disfrute de la familia”, comparte el arquitecto Portillo.
Por Norma Rodríguez.
Fotografías César Béjar.
Proyecto: ASP Sergio Portillo Arquitectura.